lunes, 1 de enero de 2018

PELIGRO EN LA DIVERSIÓN

Esta navidad, en la ciudad en donde vivo nos despertamos con la lamentable noticia de que a un adolescente de 12 años le explotó en la cara un cohete que le quitó la vida. Lo que en su momento era diversión con juegos de pirotecnia entre amigos y familiares, se convirtió en un trágico evento.

En México, el uso de pirotecnia es común en los festejos como parte de una tradición popular. En esta práctica que refleja gozo y algarabía,  el error más grave que se comete  es dejar los artefactos explosivos en manos de los  menores de edad y  sin la supervisión estricta  de un adulto capacitado en el manejo de los mismos.

No todos los artefactos pirotécnicos son letales, pero si casi todos pueden causar algún tipo de lesión.

En mi ejercicio profesional, me ha tocado atender personas con  quemaduras leves, graves, amputaciones de dedos, heridas profundas, lesiones oculares y otras tantas provocadas por la pirotecnia.

Recuerdo el caso de un niño el cual al reventar un cohete, con el movimiento natural que se emplea para aventarlo, éste le explotó en la mano junto a la oreja, rompiéndose el tímpano con hemorragia ótica, perdida casi total del pabellón auricular (oreja) y amputación de dos dedos de la mano. Este paciente perdió la audición del oído afectado.

La lesión más común en el uso de la pirotecnia, son las quemaduras en sus diferentes grados y también traumas acústicos que pueden condicionar tinnitus (escuchar grillos) de forma temporal o permanente.

Así mismo, los perros son muy sensibles al estallido de la pirotecnia, y aunque es un tema veterinario, considero importante mencionarlo para el conocimiento de los dueños de mascotas.

Sin embargo, no sólo la pirotecnia produce accidentes que incluso llegan a ser mortales. Existen juguetes aparentemente inocuos que pueden causar lesiones.

La mayoría de los juguetes, tienen por ley, especificada en las envolturas y cajas la edad de los niños  a  quienes están dirigidos. Es importante respetar estas indicaciones al adquirir un juguete, ya que algunos contienen piezas pequeñas que pueden condicionar ahogamientos al ser deglutidos de forma accidental, o bien  introducirlos en orificios naturales del cuerpo como lo son oídos, nariz y ano.

De igual manera, las envolturas de estos juguetes pueden causar asfixias. ¿Recuerdas algún niño que al abrir el juguete, esté jugando con la bolsa o caja que lo contenía? Una bolsa plástica en la cabeza le puede causar la muerte a un infante.

El uso de patines, patinetas, bicicletas o cualquier tipo de vehículo que utilice ruedas y que pueda alcanzar cierta velocidad al desplazarse, debe hacerse con la adecuada  protección para el menor además de la supervisión de un adulto. Cierto es que un casco,  un protector de codos o rodillas no va a impedir la caída, pero definitivamente  puede minimizar las lesiones que se sufran.

Y estoy hablando de juguetes fabricados bajo estrictas normas de calidad y prevención de accidentes, pero ¿y los juguetes que se adquieren en el mercado informal?

Estos productos, los cuales entran casi siempre de forma ilegal al país, son económicos porque están hechos de materiales de mala calidad, reciclados, tóxicos o incluso mortales.

Los juguetes que cuentan con luces de tipo láser, pueden causar severas quemaduras  oculares en las personas que se exponen a éstos, aún cuando pareciera que se trata de simples juguetes inofensivos. Por lo que cabe señalar que debe evitarse dirigir la luz hacia  los ojos de sí mismo o de otra persona, ni por un breve tiempo.

Asimismo, otro elemento derivado de los juguetes,  que puede resultar de peligro para la salud es la pintura con alto contenido de plomo, la cual puede causar intoxicaciones severas en los niños, quienes son los más afectados.

Y qué decir de los rifles deportivos que utilizan diábolos o municiones, que por descuidos o no saber usarlos, suscitan accidentes que lesionan la piel o los ojos.

Definitivamente, el ser humano en su desarrollo conoce su medio ambiente a través de experimentar por medio de sus sentidos. Y mientras más pequeños son en edad, los niños exploran en busca de aprendizaje, lo que se conoce como curiosidad. Esto hace que los infantes durante sus tiempos de juego estén expuestos a situaciones de peligro. Por lo tanto, es imprescindible que se encuentren bajo la estricta vigilancia de un adulto, según sean las circunstancias del juego, del juguete o bien, de las condiciones físicas y emocionales del menor.

Los niños son capaces de tragarse todo: pilas, partes pequeñas de juguetes, pintura de los mismos, sus envolturas y cuanta cosa esté relacionada con estos artefactos. Es parte de la naturaleza de los niños.

Pequeños objetos metálicos desprendidos de los juguetes pueden causar cortaduras o laceraciones en la piel. También  pueden ser introducidos en las tomas de energía eléctrica provocando electrocuciones.

Es obligación de los adultos el conocer el correcto funcionamiento de los juguetes que se les proporcione a los niños. Se debe leer detalladamente el instructivo y conocer los efectos peligrosos que pueden causar, así  también saber  cómo revertirlos y cómo resolver cualquier incidente que se presentara.

No permitamos que la alegría de recibir un regalo o la algarabía de una celebración,  se conviertan en una tragedia o momento de  tristeza y dolor.

Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar

Cancún, Quintana Roo, México. Enero del 2018