viernes, 1 de diciembre de 2017

MOJAR LA CAMA: ENURESIS NOCTURNA

La enuresis nocturna (orinarse en la cama durante el sueño nocturno) es una alteración que afecta a los niños y que aflige a los padres. Resulta más preocupante cuanto más edad tiene el paciente, pues ésta situación  puede seguir presentándose incluso en la adolescencia.

Es común que los padres angustiados, acudan a la consulta solicitando un medicamento que ayude a su niño a dejarse de orinar, al considerar que por su edad ya no se debe orinar en la cama mientras duerme. Sin embargo, esta condición es un proceso normal de maduración y aprendizaje del control de esfínteres vesicales (músculos circulares que al abrirse y cerrarse controlan la salida de orina de la vejiga).

Los niños empiezan a tener control del esfínter vesical (dejan de orinarse) aproximadamente de los 3 a los 8 años de edad. Aunque esta situación se puede presentar de forma habitual hasta los 10 años de edad y menos común hasta los 15. Se presenta aproximadamente en  1 de cada 10 niños de cinco años y disminuye a 2 de cada 100 en adolescentes de 15 años. También  es más frecuente en los varones que en las niñas.

Por lo regular, los niños que mojan la cama (enuresis nocturna) a edades de 3 a 15 años, tienen el antecedente de que alguno de los papás cursó con la misma situación.

El problema real de la enuresis nocturna es que los niños que la padecen habitualmente son víctimas de maltrato familiar, regaños constantes, castigos e incluso violencia física. Esto es derivado de la errónea idea de los padres que piensan que su hijo es responsable de ello y al reprenderlos lo único que consiguen es hacer sentir al niño culpable de esta situación, ya que  el orinarse por las noches es algo que ocurre  involuntariamente.

En consecuencia, los castigos, el poner a lavar las sabanas o la ropa, las reprimendas o regaños son acciones que en vez de ayudar, pueden agravar la situación al no generar confianza en el niño, afectar su autoestima y condicionar introversión.

Habitualmente, los niños que padecen enuresis nocturna se niegan a realizar campamentos, dormir en casas ajenas y tienden a no socializar con facilidad.

Es común que la enuresis se presente durante la etapa de sueño MOR (Movimientos Oculares Rápidos), momento en el cual el niño está completamente dormido, desconectado de su voluntad, que por lo general es durante la madrugada. Asimismo, la situación tiende a incrementar en las noches en las cuales desciende la temperatura ambiental.

Ante tal circunstancia, a los padres les corresponde habituar al niño a que  antes de acostarse a dormir tenga la costumbre de acudir a baño a orinar. Esto se le debe enseñar de forma sutil, sin amenazarlo de que si no lo hace va a mojar la cama. En la bibliografía respecto a este tema, existen contradicciones entre los diferentes autores acerca de levantar al niño a media noche para orinar. En lo personal, considero que es una buena práctica que puede ser de gran ayuda durante este proceso.

Así también, otras medidas favorables que los padres pueden implementar son:  

Restringir la cantidad de líquidos que el menor tome durante y después de la cena, evitar que el niño consuma bebidas diuréticas como los tés o que contengan cafeína.

Levantarlo temprano por las mañanas a orinar, como parte de su rutina diaria, aun siendo fines de semana o días inhábiles.

Motivar al menor en algo que se llama programación mental positiva, que consiste hablarle todas las noches al oído cuando se encuentra dormido y decirle con cariño que si tiene deseos de orinar, que se levante para ir al baño.

Cabe recalcar que estas medidas deben aplicarse de una manera sutil,  cariñosa y discreta, sin evidenciar al niño ante los demás miembros de la familia y mucho menos hacerlo notorio ante familiares o amigos para evitar hacer bromas o comentarios negativos al respecto.

Es de suma importancia que el menor esté consciente de la situación que atraviesa, misma que es parte de su proceso personal de desarrollo fisiológico y maduración que es propio de cada niño.  Para ello, los padres deben platicar con su hijo sobre el tema para hacerle saber que no es culpable de ello, que es algo transitorio y que juntos van a pasar esta etapa el tiempo que sea necesario.

De acuerdo con la edad del niño es beneficioso comprometerlo a colaborar para poner en práctica las medidas antes citadas y motivarlo a cumplir metas de noches secas ofreciéndole algún premio, pero enfatizando que si no lo logra, no se preocupe y que reinicie en el intento de mantener seca la cama.

Algunos papás en su desesperación al ver que pasan los días o los meses  de que el infante continúe orinándose de noche, deciden ponerle pañales desechables, lo cual no es adecuado pues no motiva la confianza del menor, e incluso, puede condicionar que no le importe orinarse al pensar que con  el pañal se ha solucionado el problema de no mojar la cama.

Cierto que tampoco es una conducta correcta hacer como que no pasa nada, subestimar la situación, o peor aún, no darle la debida atención. Ni para los padres ni para el niño debe ser algo que pase desapercibido o que sólo sea motivo de regaños. Por el contrario, los padres deben estar atentos de cómo evoluciona esta situación en su hijo para decidir en un momento dado, acudir al médico si nota algo que le inquiete o sea preocupante, con la finalidad de descartar patologías o anormalidades de las vías urinarias como causantes de que se orinen de noche.

Algunos medicamentos como la desmopresina inhalada,  son utilizados para evitar la enuresis nocturna en los niños mayores que van a dormir fuera de casa. Sin embargo, su uso diario no es recomendable.

Como mencioné al inicio, éste es un problema fisiológico que  desaparece paulatinamente tarde o temprano. Va a depender de cada niño. No es una enfermedad. Más bien es una condición pasajera de vida que se aprende a sobrellevar. Un ambiente familiar cálido, amoroso, comprensivo,  favorece que el niño deje de orinarse en la cama por las noches. Por el contrario, los niños que son víctimas de violencia intrafamiliar o bullying, son más propensos a orinarse en la cama.

Tiene más valor la autoestima de en un niño que colchones o sábanas nuevas.

Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
Especialista en Medicina Familiar

Cancún, Q.Roo, México. Diciembre del 2017