sábado, 1 de diciembre de 2012

Juguetes Peligrosos


Juguetes peligrosos


Aún recuerdo que de pequeño, como a los 6 o 7 años, mi papá me compró una flauta de carrizo que era una belleza y con la cual iba feliz a todos lados. Sin embargo, nadie me dijo que para utilizarla debía estar quieto. Cierto día, andaba con mi flauta caminando cual flautista de Hamelin, cuando de repente pierdo el equilibrio y caigo de bruces impactándose la flauta contra mi paladar y causándome una herida de la que manaba sangre en abundancia y me condicionó que no pudiera comer en muchos días.

Siendo un adolescente, tenía un rifle de diábolos (también conocidos como rifle de aire o copitas) con el que me gustaba salir de cacería en el rancho de mi papá. En una ocasión, al estar haciendo una incursión por los corrales de los cerdos, vi unas tortolitas paradas al borde de uno de los chiqueros y pensé que serían una buena presa. Así que tomé mi rifle, apunté a las palomas y disparé errando el tiro. El diábolo se impactó en el lomo de un cerdo penetrando por su espalda hacia su columna vertebral y causando una lesión en la médula ósea que propició que el animal dejara de caminar. Se podrán imaginar el coraje que hizo mi padre y lo mal que me fue. Ahora pensemos que si en lugar del cerdo hubiese sido otro niño, la situación sería muy grave o incluso mortal.

Recién egresado de mi postgrado, conocí el caso de un paciente prescolar que acabó en quirófano para la realización de una laparotomía exploratoria por haber ingerido las pilas de su juguete. Afortunadamente las pilas se le fueron al tubo digestivo y no a los pulmones pues esto hubiese complicado aun más el cuadro.

Todas estas vivencias, tienen en común que existe un juguete de por medio, causante de una situación que representó un peligro.

En nuestro medio como en la mayoría de los países, la ilusión de todo niño es tener un juguete nuevo. Sentimiento que se ve reforzado por el bombardeo publicitario que se presenta en todos los medios de difusión actuales. Los papás acuden a las tiendas a conseguir a como de lugar el juguete deseado, pero ¿con qué frecuencia se revisan las advertencias que por ley se deben encontrar en las cajas de empaque? o peor aún, se compran juguetes importados de dudosa procedencia y en consecuencia, sin que cubran las medidas mínimas de seguridad.

Puntas afiladas, piezas pequeñas, partes desarmables, pilas, materiales reciclados, pinturas peligrosas, electricidad, materiales inflamables entre otros pueden ser armas letales en las manos de un niño.

Los niños pequeños y aún los grandes, están en etapa de descubrimientos, por lo que es muy común que desarmen sus juguetes para ver cómo funcionan. Las partes pequeñas que los conforman, se pueden introducir (voluntaria o involuntariamente) por los orificios naturales del cuerpo provocando asfixias, obstrucciones o perforaciones de tímpano.

Algunos juguetes pueden estar adornados con pintura que contiene plomo. El envenenamiento con esta sustancia puede causar vómitos, anemia y dificultades de aprendizaje. En casos extremos provoca daños neurológicos graves y la muerte. ¿Recuerdas algún niño con un juguete en la boca? Te apuesto que esta escena es muy común en tu casa.

Las puntas afiladas o salientes, son factor de riesgo para heridas en mucosas, piel o incluso para los ojos. Ejemplo de ello son los fusiles de los juguetes de acción, de los robots, los dardos, las balas, o cualquier objeto que salga disparado o que sea saliente.

Las pilas contienen zinc y mercurio entre otras sustancias, las cuales son potencialmente venenosas cuando se ingieren, o incluso se pueden absorber a través de la piel.

Las patinetas, los patines, lo scooters, los autos, las bicicletas, las mini-motos entre otros juguetes, que implican movimiento, son de alta peligrosidad si se utilizan sin la protección adecuada como son los cascos para la cabeza, las rodilleras, las coderas y los guantes.

Muchos accidentes pueden presentarse con los juguetes, ya sea porque son inseguros o por la impericia de los niños. Por ese motivo, te doy algunos consejos para evitar que la alegría se convierta en tristeza o dolor:

1. Compra juguetes acordes con la edad del infante. Las cajas de estos traen impresa la edad recomendable para su uso. Los juguetes artesanales y los importados (sobre todo los de tipo ilegal) muchas veces no traen esto.

2. Verifica que el niño use adecuadamente el juguete, utilizando las medidas de seguridad recomendadas. Supervísalo o mejor aún, juega con él.

3. Los juguetes que se necesitan ensamblar, deben armarse por un adulto con la herramienta adecuada. Esta no es una tarea para los niños. Nunca te deben sobrar piezas.

4. Las pilas deben ser cambiadas sólo por adultos o adolescentes, no por niños. Recuerda colocar las pilas en contenedores especiales, pues condicionan un alto grado de contaminación ambiental (sobre todo las económicas).

5. Los empaques y las bolsas que contienen los juguetes deben ser desechados, pues los niños pueden jugar con ellos y sufrir sofocación o ahogamiento como el que se produce cuando se pone una bolsa en la cabeza.

6. El suministro eléctrico de los juguetes que así lo requieran, debe ser seguro y supervisado por un adulto.

Antes de terminar, quiero hacer mención de que algunos juguetes en los cuales el infante se pasa mucho tiempo sentado como son los videojuegos, favorecen la aparición de obesidad, disminución de la agudeza visual, tendinitis en las manos por los movimientos repetitivos e incluso se han descrito convulsiones por el uso excesivo de los mismos. Regula el tiempo de utilización de estos juguetes con la finalidad de no exponer al niño a riesgos. Esto es aplicable para el uso de computadoras y televisores. Recomiendo que los niños no jueguen más de 2 horas por día, la cual debe estar interrumpida por un descanso de 15 minutos. Mejor aún si no utilizan estos aparatos en días escolares; te asombrarás de cómo su aprovechamiento escolar progresa. Favorece el uso de juguetes que impliquen actividad física.

No permitas que la alegría que produce el tener un juguete nuevo, se afecte por un descuido, desinformación o imprudencia de tu parte.




Dr. Carlos P. Baquedano Villegas
twitter@CBaquedano_V


Cancún, Q. Roo, México. Diciembre del 2012